lunes, 18 de junio de 2012

Magnetismo


La palabra magnetismo tiene su origen en una isla del mar Egeo, en la región llamada Magnesia, donde los griegos hace ya más de 2000 años encontraron unas piedras con características especiales. Estas piedras llamadas ahora magnetitas, tenían la particularidad de atraer trozos de metal o de atraerse o repelerse entre sí.

Los chinos fueron los primeros en descubrir que cuando se le permitía a un trozo de magnetita girar libremente, ésta señalaba siempre a una misma dirección; sin embargo, hasta mucho tiempo después esa característica no se aprovechó como medio de orientación.                                Los primeros que le dieron uso práctico a la magnetita en función de brújula para orientarse durante la navegación fueron los árabes.

Los temas de electricidad y magnetismo se desarrollaron de manera independiente hacia 1820, cuando un físico danés llamado Hans Christian Oersted  descubrió que una corriente eléctrica afecta a una brújula magnética. Posteriormente el francés André-Marie Ampere propuso que las corrientes eléctricas son el origen del magnetismo.

El magnetismo es el resultado del movimiento de los electrones dentro de sus átomos. En un material imantado, los átomos están orientados en una sola dirección, mientras que en los materiales no magnetizados se encuentran orientados al azar.


A la propiedad que tienen de atraer los metales se le denomina “magnetismo”.



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