La palabra magnetismo tiene su
origen en una isla del mar Egeo, en la región llamada Magnesia, donde los
griegos hace ya más de 2000 años encontraron unas piedras con características
especiales. Estas piedras llamadas ahora magnetitas, tenían la particularidad
de atraer trozos de metal o de atraerse o repelerse entre sí.
Los chinos fueron los
primeros en descubrir que cuando se le permitía a un trozo de magnetita girar
libremente, ésta señalaba siempre a una misma dirección; sin embargo, hasta
mucho tiempo después esa característica no se aprovechó como medio de orientación. Los primeros que le dieron uso práctico a la
magnetita en función de brújula para orientarse durante la navegación fueron
los árabes.
Los temas de electricidad y magnetismo se desarrollaron de
manera independiente hacia 1820, cuando un físico danés llamado Hans Christian
Oersted descubrió que una corriente
eléctrica afecta a una brújula magnética. Posteriormente el francés André-Marie
Ampere propuso que las corrientes eléctricas son el origen del magnetismo.
El magnetismo es el resultado del movimiento de los electrones
dentro de sus átomos. En un material imantado, los átomos están orientados en
una sola dirección, mientras que en los materiales no magnetizados se
encuentran orientados al azar.
A la propiedad que tienen de atraer los
metales se le denomina “magnetismo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario